El grito contenido que explotó el miércoles en el estadio Centenario, cuando el suizo Massimo Busacca pitó el final de 180 dramáticos minutos de un intenso repechaje, que terminó decretando el regreso de la Celeste a un Mundial, ocho años después.Pero tuvo que sufrir el equipo de Tabárez... y cuando no. Pareciera que el jugador uruguayo no concibe este deporte sin pasarla mal antes de saborear el triunfo.
Pese a haber demostrado en los dos encuentros ser un equipo bastante superior a esta tibia Costa Rica, la Celeste cayó presa de sus propias imprecisiones y de su nerviosismo, y puso en riesgo una clasificación que a veinte minutos del final parecía asegurada. El 0-1 obtenido en el Ricardo Saprissa de San José daba cierta tranquilidad pero no la suficiente como para subestimar a un equipo Tico que si algo sabe hacer muy bien es tener el balón y cuidarlo, y que solo debía embocar una pelota para estirar la definición hasta los penales.
Uruguay cumplió con su rol de anfitrión, y por eso fue el equipo protagonista a lo largo del primer tiempo, si bien apenas generó una ocasión clara en la primera media hora, gracias a un cañonazo lejano de Diego Forlán que el arquero Navas manoteó al corner. Costa Rica respondió con un tiro similar de Víctor Núñez que salió cerca del ángulo. Los celestes mantenían el predominio pero no lograban generar jugadas de riesgo, en buena medida debido a que los Pereira, Álvaro y Maximiliano, no abrieron la cancha, y a que Forlán y Luis Suárez no supieron sacar provecho del buen partido que comenzó a hacer Nicolás Lodeiro.
El juvenil revirtió la mala imagen dejada en el partido de ida, y fue el más inspirado de Uruguay en la primera mitad. De sus pies salió una jugada mágica a los 33 minutos, una apilada excepcional de 40 metros que dejó a Forlán de cara al gol, pero el rubio remató muy elevado.Sobre el final del primer tiempo llegaron dos nuevas acciones de peligro, una para cada lado. Mientras Bolaños hizo revolcar a Fernando Muslera con un remate desde lejos, Forlán volvió a fallar de cara al gol, esta vez conectando mal en medio del área chica, un centro raso de Suárez.Costa Rica salió al segundo tiempo a jugarse la vida y con una actitud sensiblemente más ofensiva. Al menos eso dejó entrever en los primeros dos minutos tras la reanudación.
Luego se diluyó, y el dueño de casa retomó el dominio.A los 51 Lodeiro sirvió un centro preciso a Sebastián Eguren, quien cabeceó cambiando el palo a Navas y la pelota salió afuera lamiendo el vertical. Seis más tarde, Navas debió estirarse cuan largo es para manotear un disparo venenoso de Suárez.Pero el delantero del Ajax, al igual que en San José, no tuvo una buena noche, y Tabárez estuvo acertado en cambiar a tiempo. Mandó al campo a un goleador nato como Sebastián Abreu, y el 'Loco' respondió con un gol.A los 70, Abreu se elevó entre los centrales y clavó un certero cabezazo que dejó sin reacción a Navas.
Un gol fundamental, que a veinte minutos del final parecía dejar casi asegurada la clasificación uruguaya.Pero el local se durmió tras el festejo. Costa Rica, que ya había quemado todos los cartuchos con los ingresos de Saborío y Fonseca, se fue en busca del empate y lo encontró rápidamente. Tras un doble yerro defensivo, finalmente Walter Centeno colocó la pelota por bajo contra el palo izquierdo de Muslera, para el 1-1.El tanto aplacó la algarabía en las tribunas, y más aún luego de que Costa Rica aprovechara minutos de desconcierto y dispusiera de un par de tiros de esquina que encendieron todas las alarmas en la defensa local.
Por si fuera poco, a los 86 Saborío tuvo en sus pies la clasificación al Mundial, pero definió en forma casi displicente.Busacca añadió siete minutos (debido a unos confusos incidentes en el banco de suplentes costarricenses, que incluyeron golpes de puño contra periodistas) pero estos fueron menos dramático de lo esperado. Uruguay no sufrió en defensa, y tuvo dos ocasiones claras para que la fiesta fuera completa. Como habíamos comentado tras el partido de ida, en estos encuentros de tanta tensión, jugar bien es lo que menos importa. Uruguay logró el objetivo que se trazó y por el que vino trabajando los últimos dos años, y está en todo su derecho de festejar. Ya habrá tiempo para pulir el once y pensar en Sudáfrica.